jueves, 7 de junio de 2012

Danmaku!, 666 bullets from hell (parte II)...






 
La Metalizada Región de Midgard



En fin, aclarado todo lo referente a temas políticos, pasemos ahora a profundizar sobre algunas cuestiones en todo este asunto.
Figúrate una zona altamente industrializada con casinos, cabarets, chicas pin up y otras extravagancias, en pleno centro del archipiélago de Ohoyashima.
Y figúratelo porque es verdad: Apenas queda nada verde ese agujero, aunque hay que admitir que posee lugares  interesantes, como la Prisión de Skyhold, o las Seis Ciudades Liberadas con sus asombrosos focos iluminando al cielo y sus casinos, el Reactor 51, y el Gremio de Alquimista de las Hemanas de la Rosa de Ibara. Unas chicas de aspecto pin-up y muy mala baba.
 La capital de la Confederación de Metal es Midgaard, la cual creo que ya era capital de un vasto imperio relacionado con el sol naciente mucho antes del Ragnarök…Nunca atendí demasiado en clase de historia.
 Midgaard es una de las grandes maravillas de la era de la industrialización. Construida en varios niveles en vertical y cubierta de encapotados cielos de hollín.
En este país las cosas funcionan asombrosamente bien, lo cual es bastante inusual: Su famoso tren, Kiniro no Yami,  y sus naves voladoras salen siempre puntuales, y quien afirma lo contrario pronto descubre que la disidencia no es bienvenida cuando es visitado por los hombres de la Corporación Houmei.
El resto del país son fábricas y más fábricas, mafias, drogas, ruletas rusas y en resumen, un nido de corruptelas relacionadas con la industria pesada del metal que carece de recursos propios, pero que teniendo al lado a las islas que componen el País de Madera, creo que no tardarán mucho en arrasar con lo que pillen.

El Arco de Marillion     

                                                             
Aunque es de saber popular el hecho de que Marillion es la mayor y principal de las tres Islas que componen el País de Madera, no es menos cierto que existen al menos otras dos islas menores dominadas por los elfos y conocidas como Hvergelmir y Ringfort, que juntas conforman lo que se conoce como el Arco de Marillion, un lugar salvaje y corrompido de escarpados acantilados, recónditas e inaccesibles calas y bosques de color esmeralda.
Una vieja historia cuenta que hace mucho tiempo, los Elfos Oscuros que habitaban el País del Agua y los elfos de Madera entraron en conflicto.
Durante innumerables años guerrearon. Hasta que los malvados hermanos de los actuales elfos consiguieron desatar una maldición sobre sus vecinos.
 Despertando los terroríficos poderes del Viejo Dios Dragón Nidhogg, esperaban destruir a sus enemigos, quienes paradójicamente y a causa de la naturaleza caprichosa del dragón, fueron los únicos no afectados. Desde entonces el Reino del Agua de Mu pasó a formar parte de leyenda como algo que sólo aparece mencionado de pasada en los textos antiguos. Sin embargo, y antes de que el dragón fuese derrotado, la naturaleza de las islas fue pervertida por completo y enormes bestias parecidas a insectos surgidas de los huesos del dragón comenzaron a campar a sus anchas por el desolado páramo de la batalla, extendiendo con su muerte el crecimiento de la exuberante vegetación y engullendo con ruina las ancestrales ciudades de los elfos. Aún pasados los años y olvidadas las historias, a este extraño lugar se le conoce como el Bosque del Miasma, aunque los elfos que viven a su sombra lo llaman el Bosque de Shinju. Un lugar en el que resulta muy fácil perderse y aún más fácil espicharla.
Pese a la crisis suscitada tras la muerte del abuelo Mugen, (quien gobernaba el País de la Madera), y las numerosas pruebas que apuntan al Emperador Zero, los elfos todavía continúan manteniendo el tratado de armisticio aliado signado con la Confederación del Metal.
Su nieta, Gwendolyn, es la que gobierna ahora la casa de forma tradicional, con ayuda del poder de los mushi, espíritus ancestrales con forma de insecto, (y su larga pipa de barro), la cual le confiere un aire bastante precoz.
Hay gente que dice que en algún lugar del Bosque del Miasma, más allá de las tribus de elfos, las mortales Plantaojerosas, korobokuru y las Hadas Sonadoras armadas con armas pesadas existe todavía una poderosa Ciudad de los Ancestros guardiana de arcanos y milenarios secretos. Sin embargo, ¿quién soy yo para afirmar tal cosa?

Siroque, el País del Viento Brillante


Siroque comprende tan sólo dos islas. Una mayor de cuya capital, Titania, recibe su nombre, y otra mucho más pequeña pero no menos interesante, conocida con el nombre de Arland. Ambas están unidas e interconectadas por un istmo artificial anterior a la época del Ragnarök denominado Hiodoshi, a través del cual corre un ferrocarril, en numerosas ocasiones al mismo nivel del mar. Arland permanece parcialmente ocupada a raíz de crisis en el país de los enanos, donde numerosos Forjados por las Runas se revelaron.  Se suponía que dichos constructos debían ser esclavos pero los Forjados resultaron ser más codiciosos que los propios enanos y  en lugar de trabajar, se dedicaron a saboteaban las minas para provocar “cuantiosos conflictos laborales” que luego usaron como pretexto para amotinarse. Se les subieron a las barbas, nunca mejor dicho; y como los enanos, como no tenían muy claro cómo deshacerse del problema, contrataron mercenarios para que les sacaran las castañas del fuego. Y lo hicieron. Los Forjados por las Runas emergieron a la superficie desde el Reino de Piedra de los Enanos y  cuando los antiguos gobernantes del País del Viento se encontraron con el problema en sus tierras y quisieron devolverlos a casa, los enanos le acusaron de ser unos embusteros, y alegaron no saber nada sobre el tema. A día de hoy se aglutinan en torno a la pacífica Ciudad de Soma, antaño desocupada, conviviendo y comportándose como si fueran humanos, fabricando golems de piedra tal y cómo les enseñaran los enanos, y participando de una floreciente industria turística que gira en torno a las ciudades costeras de Arland, sin que el problema tenga visas de solucionarse.
Por esta razón el País del Viento Brillante es ahora el más cercano al Continente de Ouroboros por el Oeste, inalcanzable a causa de las fuertes corrientes que azotan el pequeño mar interior que separa esas tierras, conocido como el Kaze no Umi. La Isla de Titania también se halla a medio camino del Arco de Marillion y Midgard, y al norte del cercano País de Fuego.
Siroque es un montañoso país de contrastes, con numerosas aldeas y ciudades imposibles franqueadas por los molinos de viento, campos de arroz y otros cacharros estremecidos por la energía eólica. Sus fantásticas fortificaciones medievales de piedra y madera que encuentran su máxima expresión en el Brisingamen en la capital suspendido en el aire entre nebulosos picos secretos por el poder de las Manzanas de Iðunn.
El País del Viento Brillante es también, una vieja potencia militar heredera de la nación que originariamente comprendía el archipiélago de Ohoyashima, de la cual se escindieran las principales ciudades que ahora componen buena parte de la Confederación de Metal.
Hace mucho que su líder, Kurogane Dono, el viejo samurái a quien todos conocen como el Caballero Negro no salía de sus aposentos privados, por lo que no hay modo de saber cuánto tiempo transcurrió desde que lo asesinaran hasta que trascendiera la noticia. Aunque la mayoría de sus generales, partidarios de la conspiración opinan que fueron, sin lugar a duda, los elfos los que llevaron a cabo dicho sabotaje… ¿Quién si no? Dado que es sabido por todos que la nación alberga como sus máximos tesoros dos de las manzanas del Árbol de Iggdrasil, del cual esta testaruda raza antisocial se ha autoproclamado guardián a través de los Lilien Knights. Unos exaltados que utilizan la tecnología en contra de la tecnología (algo así como combatir el fuego con el fuego).
En cualquier caso, el heredero del hechicero Black Label está muerto y enterrado y su dominio de los vastos cielos a través de la Flota Dorada de Kakusei, una inmensa armada de máquinas de guerra, fortalezas volantes y armaduras de combate, movidas y retroalimentadas por la fuerza de la ventisca, se halla temporalmente inmovilizada en sus puertos, a la espera de un gobierno que el viento todavía no ha sido capaz de traer.

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