lunes, 18 de junio de 2012

Danmaku!, 666 bullets from hell (parte IV y final)





 Bueno amigos, esta es la última entrega de la ambientación que tenía planeada exponeros por aqui y que espero, os sea útil en vuestras partidas. La cosa termina sin explicar determinados detalles, pues he preferido dejar aspectos concretos sueltos y libres como el viento, a elección de un buen director de juego que quiera llenarlos con su propia imaginación.  Hoy en día se abusa mucho del hecho de darlo todo bien "mascadito" y pienso que eso le quita parte del encanto a este tipo de cosas.

En un futuro un poco más lejano, intentaré recopilar todo lo aparecido en este blog a lo largo de estas entradas en un único documento, que supongo, os será mucho más asequible que la modalidad "por entregas" que he venido siguiendo hasta ahora...Cuando reuna fuerzas para maquetarlo todo debidamente, claro.

Me reservo algunas historias en el tintero para mis propias partidas, como por ejemplo la de aquella máquina ancestral alimentada por la energía de Iðunn, que guía a aquellos enanos del interior de la tierra y cuyos poderes están absorbiendo secretamente la vida del planeta. Pero esa es una historia que deberá ser contada en otra ocasión...

Como siempre, espero que os lo paséis bien jugando con Héroes y "Danmaku!", y dicho todo esto, ¡nos vemos en la próxima entrada!.

Seven Falls Bastions, las Ciudad del Fín



 Situada a modo de ciclópea columna como único punto de entrada al Reino de Cristal de Hellfrost, Seven Falls Bastions es segundo núcleo urbano más importante de todo Ohoyashima (o al menos en su superficie) y por lógica, de todas las Tierras Nórdicas, además de la residencia de invierno Primer Canciller Enano, Tristan de Nibelheim, ahora desafortunadamente en manos del país de Hellfrost a causa de sus discrepancias políticas sobre las Manzanas de Iðunn

Antítesis de su gemela Bilskirnir, que fuera devastada por la caída del último Wyrm, hace ya más de trescientos años, ambas ciudades se distribuyen a ambos lados del Canal de Asgard, rodeadas por altísimos muros de hormigón y franqueadas de artillería pesada de origen robótico en un trabajo defensivo concienzudamente depurado durante años.

Seven Falls es conocida entre los enanos popularmente como Sleipnir, el nombre de la Hija del Ingeniero Jefe encargado de diseñar el canal de Asgard, un monumental conjunto de fortificaciones y Cortafuegos a lo largo de una estrecha franja marítima de apenas 15 Kilómetros, que separa el norte y el sur del archipiélago: La libertad, del más brutal régimen autoritario que el mundo haya visto jamás.

Utgard, el Castillo Principal de Seven Falls Bastion, tallado en la roca viva sobre los angulosos despeñaderos de Gunkanjima, constituye un excelente refugio contra el azote de las ventiscas que golpean la región durante casi todo el año además de tener fama de ser una de las zonas más peligrosas del mundo; una suerte de superfortaleza absolutamente inclasificable, dotada larguísimas baterías de cañones y rayos de energía teúrgica con la última tecnología de la Corporación Eldenweiss.

Bilskirner, arrasada tiempo atrás, presa de la cólera de los Antiguos Dioses materalizada a través del advenimiento del Dragón Fafner, es la ciudad gemela de Sleipnir; aquella sobre la que se desplomara el dragón una vez abatido por Sigfrid Godkiller, la cual recibe su nombre del  marido de Sleipnir.



A lo largo de su turbulenta historia, plagada de grandes acontecimientos, Seven Falls Bastions ha sufrido el azote de la Enfermedad en dos ocasiones, numerosas luchas internas y hasta dos asedios poco exitosos.

Puerto Franco para las Islas del Norte en tiempos remotos, hoy en día Seven Falls es un vergel de sombrías callejuelas subterráneas y pasarelas, (como en otro tiempo lo fuera su gemela Bilskirner), que alberga en sus salones a la poderosa banca enana, gremios de dudosa reputación, zonas libres de impuestos, pozos de lucha a puño descubierto, corruptelas de todo tipo y a los enanos con su maquiavélicos "Syndikatos"...¡Puras escusas para el crímen organizado y la competencia desleal!.

 Una vez dentro de Seven Falls sólo existen tres formas de salir para los enanos obligados a cumplir forzosamente el servicio militar bajo sus durísimas condiciones. O bien reunir un millón de Zenits, servir en la fortaleza durante tres años antes de regresar a su hogar bajo la roca, o volver a casa en un frío ataúd de piedra enana.

Las malas lenguas dicen que Seven Falls está tan próxima a las siniestras tierras del Sombrío Norte, (y no sólo físicamente hablando), que el incluso el viento trae el hedor de la muerte de los Gulag...Pero claro, dónde el dinero manda las voces se acallan, y lo que no dicen esas mismas lenguas es que sus fraguas de agua y vapor bombean las arterias de las Islas con maquinária bélica y artillería de la más excelente calidad que el mundo conocerá jamás.

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